Y digo miedo de verdad, no digo mal rollo, ni asco, ni angustia. Las
últimas cintas que me pusieron la carne de gallina y medieron mal rollo
fueron “Ahí va el Diablo” y “The Lords of Salem”. Pero no hablo de eso.
Hablo de esa sensación que te tiene en tensión y alerta durante toda la
proyección, con un nudo en el estomago y completamente expectante de lo
que pasará a continuación. Hablo de gente pasándolo verdaderamente mal
en la proyección. Hablo de recordar secuencias de la película días
después y sentir un escalofrió recorriéndote la espalda.
Para los
que ya somos un poco más veteranos como un servidor esas sensaciones
corresponden normalmente a películas que vimos en la adolescencia o
incluso en la niñez, en mi caso fueron “El Resplandor (The Shining)”,
“Phantasma” y “Poltergeist”. Pelis que nos provocaban pesadillas e
imágenes que se quedaban grabadas en nuestra retina a fuego. Cada uno
tiene alguna película que le horrorizo siendo pequeño y que le dejo sin
dormir. Cuando uno crece esa sensación se va perdiendo. Incluso esas
mismas que antes nos dieron miedo, ahora se ven con menor candidez. Pero
de vez en cuando sale alguna película que te recuerda que el cine es
capaz de dar miedo. La película que ha conseguido eso conmigo este año
hasido “The Conjuring” (Expediente Warren).
“The Conjuring (Expediente Warren)" está basada en dos personajes reales, el matrimonio
formado por Ed y Lorreine Warren. Esta pareja alcanzo gran notabilidad
en los años 70 debido a que estudiaban fenómenos paranormales, en su
mayoría fraudes, algunos tan sonados como el que inspiro“Terror en
Amityville”. La pareja la dan vida con asombrosa credibilidad, Patrick
Wilson y Vera Farmiga, y este es el primer acierto de una larga serie
del director, James Wan. Wan no ha buscado estrellas, ni actores que
resulten familiares a los aficionados al género, sino actores
convincentes que se dejen la piel en pantalla. Y no solo los
investigadores, sino toda la familia protagonista, desde los padres
hasta el último de los niños están perfectos. Porque toda la película
destila esa autenticidad. De acuerdo, se nos está hablando de casas
encantadas, de fantasmas y posesiones pero todo es tan realista que nos
convence de que lo que está contando es cierto. La ambientación en la
década de los 70 es remarcable,de la misma forma que lo es la fotografía
y el sonido. Todo da la sensación de ser palpable. Olvidaos de los
efectos digitales de las últimas décadas, todo en “The Conjuring” provoca
la sensación de estar asistiendo a una pesadilla. Y todo está tratado
de forma muy física, he aquí otro de los grandes logros de la película
de Wan. Normalmente en las películas de fantasmas todo es muy
etéreo,irreal. Aquí sentimos verdadero temor por la integridad física de
esas niñas aterrorizadas y el temor de las pequeñas se transmite al
espectador. Uno se revuelve en su butaca a cada nueva secuencia de este
tour de forcé que va incrementando su intensidad.
James
Wan, responsable de algunos de los títulos más importantes de este
siglo en lo que a cine de terror se refiere como son “Saw” y “Insidious”
se corona con esta “The Conjuring” como uno de los grandes maestros del
terror actuales. Parece como si hubiera aprehendido todas las virtudes
de los films citados y hubiera dejado fuera todos los defectos.Une
película sin grasa, en la que se nos presenta a unos personajes con los
que empatizar (gracias a un guión bien escrito) y los lleva a
situaciones extremas y construido de forma tan inteligente que no
necesita prácticamente mostrar sangre para asustarnos. No exagero cuando
digo que en unos poquitos años hablaremos de “The Conjuring” como una
de las grandes obras maestras del terror a la altura de títulos
emblemáticos como “El Exorcista” o las nombradas alcomienzo del
artículo. Y la referencia al terror cristiano de “El Exorcista” noes
gratuita. Puedo decir, sin ruborizarme, que “The Conjuring” va ha hacer
más por el cristianismo que el mismo Papa. Así de buena es.
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