Por el contrario creo que el humor es uno de los mejores vehículos para la crítica. A través del humor resulta muy fácil poner en evidencia comportamientos o conductas que resultan reprobables. ¿Por qué nos dicen muchas veces “con eso no se puede bromear”? ¿Por qué no? Porque el hacer humor con algo hace que nos replanteemos nuestra relación con el objeto de la risa. Puede hacernos pensar. Y eso es algo que habitualmente no gusta que hagamos. El mejor ejemplo de esto que estoy diciendo son los fanáticos islamistas y sus iras ante las caricaturas o chistes sobre Mahoma. En el Islam no se puede representar al profeta, sospecho que porque la representación le humaniza. Y si hay algo que hace condenadamente humano a alguien es el humor. Y cuando digo humano quiero decir débil. Quiero decir imperfecto. Quiero decir vulnerable.
Por eso el humor está íntimamente ligado con el conocimiento. No solo con el conocimiento intelectual, también con el emocional. Probablemente no encontremos graciosa una situación puesta en evidencia en un chiste sino la hemos vivido o padecido en algún grado. Se habla de que la comedia es tragedia + tiempo. Yo añadiría + espacio + conocimiento. Evidentemente si nos encontráramos en Alemania en 1940 jamás se me ocurriría bromear con algo como lo expuesto al principio. Tampoco se me ocurriría hacerlo si mi audiencia fueran supervivientes del holocausto. Por eso un chiste sacado fuera de contexto rara vez es gracioso.
El humor es lo más subversivo que existe . La más cruda de las
realidades entra mejor con humor (algo que los artistas saben desde
siempre). Riámonos
un poco más de nosotros mismos y de todo
lo que nos rodea.