En una
rueda de prensa hace más de 15 años Peter Greenaway hablaba sobre el futuro del
cine, acababa de presentar “The Pillow Book” una película con multipantallas,
textos que se sobrescribían en la imagen, diferentes estilos visuales según la
secuencia, efectos ópticos de todo tipo y prácticamente cualquier recurso que
la técnica permitía entonces, y lo que venía a decir Greenaway era que en el
futuro las películas serían así. Algo vivo y que requería la atención del
espectador a varios niveles. Lo que no podría imaginar Greenaway era que sería
así pero por otras razones que no tienen nada que ver con la película y si con
el espectador.
Cualquier
espectador joven y que vea una película fuera de una sala cinematográfica (y a
veces incluso en el cine) está acostumbrado a ver la película, a la vez que
navega por internet, consulta el correo, habla por un chat, por teléfono o
cualquier red social… Básicamente lo que proponía Greenaway hace casi 20 años.
Nacho Vigalondo ha ido un paso más lejos y ha incorporado todos elementos
externos a la pantalla de cine. La Osadía es grande. La empresa ambiciosa y
costosa (más de 4 años de proyecto, varios meses de rodaje, casi un año de
postproducción…) había creado una tremenda expectativa y anoche en Madrid
pudimos asistir a la premiere de “Open Windows”.
A la
premiere asistió buena parte de los mejores directores españoles en activo:
Rodrigo Cortes, J.A. Bayona, Nacho Cerda, Eugenio Miro, Miguel Angel Vivas, Borja Cobeaga… y como
bien dijo el propio Vigalondo “Si ponen una bomba hoy aquí, se cargan medio
cine español”. Desde luego a buena parte del más interesante. Y por supuesto conto con la presencia de sus protagonistas
norteamericanos Elijah Wood y Sasha Grey que fueron recibidos como las
autenticas estrellas que son.
Si digo
que “Open Windows” es la mejor película de Nacho Vigalondo me quedo bastante
corto, porque lo conseguido con esta película es digno de elogio. No solo es su
primera película en ingles, con un reparto internacional, con un presupuesto
mucho más grande que las anteriores, no solo lleva al extremo el found footage
y el plano único (Hitchcock estaría orgulloso y De Palma seguro que no se la
pierde) ya que toda la película transcurre en el escritorio de un lap top, sino
que ofrece una nueva narrativa adaptada a la fragmentación de la información y de
la realidad en la que vivimos.
Como espectador uno queda atrapado en la piel de Nick (el personaje
que interpreta Elijah Wood y cuyo nombre no es nada casual) una especie de
reflejo de uno mismo sobre la pantalla de un ordenador, atrapado irresistiblemente
por la voz de Neil maskell (el villano de la función) y las ordenes que dicta
al protagonista, como un mirón ante el
acoso a esa actriz víctima no solo de su fama (Sasha Grey).
Si bien estilísticamente Vigalondo utiliza todo lo que está a su
alcance (trailers de películas, web cams en directo, chats, llamadas de video y
teléfono, cámaras de vigilancia) narrativamente “Open Windows” es un giallo de
la vieja escuela. Es en este punto es donde personalmente disfrute más de la
película. Están todos los elementos de las películas que popularizaron Mario
Bava y Dario Argento: La máscara del asesino, el cuchillo, el voyerismo que
iguala a espectador y asesino, los giros argumentales imposibles... Toda una
delicia presentada en un envoltorio nuevo y desafiante.
Hay momentos como esa secuencia del contador de visitas de internet,
no quiero hacer spoiler, que son de quitarse el sombrero en la que Vigalondo
demuestra su maestría ya no solo como cineasta sino como diseccionador de la
nueva realidad social que nos ofrece internet. Por cierto dicha secuencia me
recordó a una serie de temática similar, la genial “Black Mirror”.
Es una pena que algunas resoluciones del tercer acto no esten a la altura del resto de la película, por que sino estaríamos hablando de una película casi perfecta. Y es posible que algún espectador se quede en el camino y no entre en el juego que Vigalondo propone como realizador pero el resto no deben perderse un thriller adelantado a su tiempo que además de entretener se atreve a experimentar e incluso hablarnos de una realidad tan cercana como la pantalla en la que estás leyendo esto ahora mismo.
Es una pena que algunas resoluciones del tercer acto no esten a la altura del resto de la película, por que sino estaríamos hablando de una película casi perfecta. Y es posible que algún espectador se quede en el camino y no entre en el juego que Vigalondo propone como realizador pero el resto no deben perderse un thriller adelantado a su tiempo que además de entretener se atreve a experimentar e incluso hablarnos de una realidad tan cercana como la pantalla en la que estás leyendo esto ahora mismo.